Un sábado, hace algunas semanas, tuve la oportunidad de dirigir una clase especial de Yoga en la Ciudad de Querétaro, acompañada de música en vivo con instrumentos ancestrales que me llevaron a viajar y a mover mi cuerpo de una manera distinta; nueva. El sonido hizo que mi respiración y mis movimientos fueran más cálidos y suaves, facilitándome tener mayor consciencia de mi práctica de asanas. Asimismo, noté a los practicantes que su atención estaba puesta, plenamente, en el momento presente. Sin duda, la música fue de gran ayuda para crear una atmósfera sutil y amorosa para nuestro cuerpo y muy favorable a nuestra quietud mental.
La música se acercaba a nuestros cuerpos y nos hacía vibrar, vibrar alto con cada célula del cuerpo, cada respiración era más profunda y cada asana se hacía con mayor permanencia. Todo, absolutamente todo, vibraba para que cada célula tuviera espacio, para que no chocaran entre ellas y que nuestro cuerpo pudiera fluir y estar equilibrado en todos aspectos.
Posteriormente, hubo una armonización, donde permanecían en savasana, postura del cadáver, y simplemente te dejabas llevar por el sonido dejando que el cuerpo se recargara en la Tierra y se soltara en un gran viaje donde no había nada que hacer más que permanecer en quietud y respirar… solamente eso.
La práctica fue impactante, al finalizar nadie emitía un solo sonido, parecía que todos nos habíamos quedado en ese tren de pensamiento de una gran calma y gozo.
Las cualidades de gratitud y voluntad brotaron en mi mente y cuerpo… sentí mucha paz interna.
Al finalizar la clase, llegamos a la conclusión que tenemos que disfrutar nuestra vida HOY, tal cual es, lo que tenemos en el ahora. No hay más, evitemos quejarnos de todo, de lo que no tienes o de lo que tienes; mejor luchemos por lo que hoy queremos; sí, empecemos ¡HOY!
Al día siguiente de la clase con música, hice una meditación de dos horas, acompañada por los mismos instrumentos ancestrales y sonidos que me volvieron a tocar el alma, permaneciendo en una calma profunda. Nacieron emociones, las sentí, permanecieron y se fueron.
¿Qué quieres mejorar, cambiar, comenzar?
Reflexiona y empieza hoy, disfruta tu día al máximo y agradece profundamente por estar en este camino, en esta vida, y vive con plenitud y gozo.
«Hay que jugársela por lo que queremos, que no nos gane el orgullo, ni la vergüenza. Si realmente quieres algo, intenta»
Así que a jugar y a vivir porque hoy es un buen día y una buena semana para empezar, tú decides cómo quieres vivir.
Namasté
Anna Vega
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